domingo, 2 de marzo de 2014

Transcurso

Cuando nacimos, hecho casual, nos tuvieron que dar dos palmadas para que pudiéramos respirar por nuestra cuenta. Fuimos desarrollando el sentido de la vista, mientras percibíamos todo enderredor. El oído, escuchando las cálidas palabras, para nosotros entonces ininteligibles, de nuestros queridos tutores de la vida. Olimos por primera vez el mundo al que nos habían obligado a venir sin preguntarnos. Al mismo tiempo, el gusto y el tacto se refinaron para aportarnos más conocimiento del exterior con el simple mecanismo del instinto, el de la 'prueba y error'. Los huesos se nos solidificaron en el cráneo, crecieron nuestros tejidos, comenzamos a balbucear, nos caímos y nos levantaron, nos dieron unas reglas de juego para hacernos partícipes de una realidad que todavía no comprendíamos, encaminados de la mano (en la mejor de las suertes) hacia el conocimiento, con una base de amor y cariño (también en el mejor de los casos) inherente al ser progenitor. Fuimos caminando a través de grupos de personas, que se hacían llamar sociedad, crispando o alegrando, criticando, humillando, siendo amigos, o enemigos, personas que quieren darte su amor, o su odio, o simplemente personas con las que cruzabas la mirada en un momento efímero y se han quedado en la retina del recuerdo. Pudimos mover montañas con nuestra imaginación mientras nos preparábamos para 'ser algo'. Tuvimos que ir adquiriendo responsabilidades, obligaciones, regidos por una variable no desechable, el tiempo, siempre pendientes de un reloj. Maduramos y nos convertimos en un fruto más de este árbol con duras raíces que nos alberga a todos, mientras que las inclemencias empezaban a hacer mella, apagando, poco a poco, la vista y el oído... Perdimos la aptitud de saborear, de palpar con viejas manos arrugadas. Sólo recuerdos, quizá. El olfato nos dijo que el almizcle de las flores en el árbol acaba por marchitarse, cayendo nuestra existencia de él y enterrándonos en la dura tierra yerma del desierto de la soledad. Según nacimos renqueantes, así morimos, sin que nadie nos pueda volver a dar una palmada para respirar...

...y según vamos muriendo, todas las ropas con las que vamos vestidos se nos van desprendiendo. La prenda de la cabeza, con la que nos hemos cubierto del justiciero sol. Esos zapatos que tanto han querido andar. Una cazadora que nos protegía del frío, la bufanda, unos pantalones ajados y deteriorados, una camisa. La ropa interior con la que cubrir nuestras vergüenzas. Y más aún, esa piel que nos almacenaba, huesos que nos sostenían, unos músculos que tanto habían trabajado, ese corazón que tanto bombeó (tantas cosas, tantas veces...) se nos va. Y al final sólo queda el recuerdo amortajado de nuestro alma mirando impertérrito a un infinito, puesto que no existe ya más que un pasado que ya ha pasado...

La única esperanza es vivir. Querer hacerlo.

sábado, 8 de febrero de 2014

Introspección

Dentro de nosotros hay un cobijo. El sitio y el momento en el que nos encontramos seguros. Una pequeña choza donde albergar nuestras emociones y los sentimientos, un pequeño lugar donde creemos que nuestra existencia va a permanecer desapercibida a ojos extraños, a manos grotescas, a voluntades impuras, a críticas, a exponernos públicamente, a la eterna duda de la opinión, condenándonos así al aislamiento y a la introspección. Introspección reflexiva, para tener propio conocimiento de nosotros, de la causa de nuestro desasosiego, de situarnos en el espacio-tiempo y contemporizar hechos-pensamientos-actuaciones. Introspección figurativa, para crear un esquema irreal de la realidad y poderlo abordar con la mayor objetividad posible. Introspección autocrítica, para intentar averiguar los motivos propios que han hecho llegar a esa determinada situación, para indagar en las pesquisas que nuestro propio cuerpo (y, quizá, nuestro alma) está perennemente buscando en pro de la estabilidad. Introspección externa, para atajar el problema, después, con una visión global y poderle hallar así una solución con sus cortos, medios y largos plazos. En resumen, interiorizar y resolver, admitir y solucionar, aceptar y atajar, comprender y actuar.

Saltarse esos pasos en épocas crudas nos puede llevar al verdadero aislamiento social, no sólo con el exterior, sino con/contra nosotros mismos. Y hablar con nosotros cuando nos hemos arrancado los oídos (del alma) es desalentador.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Mathematĭca/μαθηματικά

El problema no es el problema en sí, el problema es que me creo el problema y confío en que sea cierto, el problema no es que el problema juegue a su juego, el problema es que juegue conmigo. Si el problema no me gustara, no sería problema cambiar de perspectiva, pero el problema es que es un problema a mayores resolverlo. El problema no es enamorarte del problema, sino que el problema sienta lo mismo por ti. Quizá el problema no es lo que duela, sino que el problema es que me gusta que exista el problema, para poderle dar solución.

Simplifiquemos la vida, puesto que nos enseñaron a minimizar los problemas.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Ritual

Tormento. Dulce tormento...

...y angustia por no descubrirme. Tu existencia y la mía están avocadas a estar equivocadas. Dé la gloria pasos finales y enternézcase la súbita ternura, con sus pasos finales, agonizantes, dejando atrás una vida impura, de sufrimiento y anhedonia, con su falta de gozo, su sonrisa fingida y su trémula obediencia al sino del "ser", no del "vivir". Deslizando mis dedos abajo, bajo el manto cálido, me encuentro la podredumbre oxidada adosada a las paredes de este pozo que se ha ido formando lentamente, piedra a piedra, con los pedazos destrozados de mi alma. Muros de impenetrable obscuridad en los que la soledad, con su austera semilla, ha ido enraizándose más y más forjando una maraña de espinas y dobleces a lo largo y ancho del abismo vacío. Vacío. Vacío se encuentra y con vacío lo relleno, como un baúl abandonado con una forma de única esperanza (quizá la última), como la forma de una mal recitada alabanza a la incredulidad de una religión inexistente que pudiérase llamar "positividad". Discurren, tras de mí, unos cuantos pasos alejados de la multitud de sonidos, como ecos resonando en las sombras dinámicas donde se proyectan las ocres ramificaciones cuando juegan con la poca luz que entra aquí, riéndose del destino de la futilidad, en la que el árbol de la desesperación ha legado con sus hojas, nuevamente, unos resquicios del pasado mezclados con vómitos, sangre, lágrimas y alcohol.

Devuelvan a esta corta vida un sentido para acabarla.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

(Des)existencia

Eres perfecta con todas tus imperfecciones, indecisa en las decisiones, directa en tus indirectas, recta y sinuosa, lógica en tus fantasías, alocada en tu seriedad, fuerte dentro de tu fragilidad, tierna pero adusta, concreta en lo abstracto, concisa en lo global, triste pese a las alegrías, das una de cal y otra de arena, apareces y desapareces, te desarrollas con constante involución, desdibujas todo lo esbozado y desestableces todo lo establecido; altiva a ras del suelo, eternamente finita, desconsoladoramente animada y ampliamente escueta. 
Bella, en lo feo de este mundo.
Única, en toda la Humanidad.

Así eres, vida.

Así es nuestra vida.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Apeo

Besas mis recuerdos con la ternura de la risa de un niño pequeño asombrando a la misma alegría y poblando al mundo de sonrisas con las que despertarse resulta más bonito, más dulce y agradable que volver a divisar el ceniciento futuro o el incongruente pasado. Me quedo contigo, en el presente. Me quedo, quedo, admirándote y compartiendo tus ojos. Para la misma mirada. Para devolver el mismo rayo de felicidad que brota de tu existencia.

martes, 1 de octubre de 2013

Gracias


Es quizá la hora.


Quizá el minuto, o quizá el segundo. Quizá sólo la expresión de tus ojos recortados en la penumbra del atardecer, que viene a ser el amanecer de nuestros sentimientos, cuando abre la noche y se disipa la duda. Cuando el manto obscuro del tinte lunar baña tu precioso pelo vestido de plata para la ocasión, con sus reflejos permanentes de radiante belleza, de eterno vaivén de movimientos en los que dan ganas irresistibles de penetrar con los dedos pulsados desde el alma hasta cualquiera de los poros en los que se convierten las caricias y el destello de un ósculo con el que empezar la danza nocturna del afecto en el que se ha tornado el que un día nuestros caminos perdidos se cruzaran juntando pasos enmarañados con miradas furtivas desde el anhelo más profundo e inherente de desear y ser deseado. Realmente, no siendo otro apostillamiento temporal que cubra una herida, ni ser la pequeña manta que te cubre del frío pero deja los pies al descubierto para que el gélido viento entumezca un interior ya enfriado por las inclemencias de la propia existencia vital. Ahora no, ahora no ocurre, ahora ocurre que un artista se me ha introducido en el corazón moldeando una vela que has encendido con tu fulgor y tu buen hacer, con tu hermosa existencia y alumbra y calienta desde dentro y eso se ve reflejado en este sencillo relato de declaración.

Te quiero.

Gracias.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Lo que es echarte de menos...

Te echo de menos.

Aunque no fuiste, no seas y quizá todavía ni existas en mi vida.

Se me antoja imperativo el necesitarte, el despojar mi absurda capa exterior de arropo tardío; cual trenca mohosa y ajada por las inclemencias del tiempo y el desgaste de la vida. Pero busco, a través de la realidad, tu presencia en cada uno de los rincones del tan ansiado altruismo amoroso en el que tú formarías siempre parte, como siempre, para siempre, por siempre. En cada una de éstas, tan recontadas ocasiones, en las que la penumbra otorga sombra al sentimiento, cuando ese grito se eleva en intensidad cabalgando ondulatoria y radialmente por las bóvedas sordas de la soledad, impresionando [así como plasmando] cada una de las palabras escritas y voces aulladas a las verticales paredes de un pozo tan profundo como el angosto dolor que la falta de tu ser provoca en los aledaños de este músculo cada vez mas pétreo al que le llaman "mi corazón", desde vuestra perspectiva. Ése, él, un corazón mantenido en vilo por ilusiones cuasi-ópticas y emociones pseudo-reales, mas desajustado en latidos que deberían centrarse todavía más en bombear la irrigación de una cierta esperanza, posiblemente futura y nutrir las células que componen el organismo de la alegría.
Y en esas cavilaciones nocturnas uno se halla, pensando en cómo comprender que muchos hechos simplemente pasan, sin razón de propósito y sin haberlo querido hallar, como aquel fenómeno atmosférico de probable predicción, pero de ninguna manera y exceptuando algún propósito, imposible impedir. Doblegado a su suerte; doblegado a un vendaval que acaba con la calma de un viento arreciado con los años. De una tempestad que en su funesto apogeo, hace diluviar gotas sobre los dos, una (otra) vez más. Y nos ahoga a todos en su dulce trago final...


---Es curioso ver como la lluvia, con su pluvioso descenso, hace juntarse a las personas cuando están más cerca y, en detrimento, alejar a las más distantes.---

domingo, 25 de agosto de 2013

Otro paso

Uno de tantos temas que interesan es (si existe) la imperturbabilidad del (si existe) alma, si cabe. Una de las leyendas otrora estoicas, quizá excépticas y recurrentes dentro de miles de transversalidades teológicas, filosóficas y sociales. Algo que aporte ese tan ansiado "karma" dentro de lo que se considera tranquilidad, parsimonia, sosiego, en resumidas cuentas, paz.
Quizá la ataraxia como forma de vida, como forma de pensamiento y como forma de actuación en detrimento de mostrar pulsiones simpáticas o apáticas sobre algo no deba ser pasotismo en su raíz, sino otra manera de sobrellevar el tiempo y la vida que se nos ha concedido.
Paciente, lógico, razonado, como el más válido y el menos sólido (quizá) de todos los argumentos. Pero es el propio, y como tal, no merece más admiración que la praxis de la realización óptima y que, por consiguiente, funcione. Y funciona. A los hechos me remito que ese pragmatismo hecho realidad, se logra.
Por el contrario, a veces (en muchas ocasiones), hay personal que se dedica de una manera bastante intensa, alegórica y alevósica de remover la mierda, en vez de intentar averiguar por qué está ahí, saber si ni siquiera es mierda y, una vez verificado, intentar no agitar más la ponzoña, en caso de que haya, para que la pituitaria no se vea anegada por el putrefacto olor de las heces que quizá no sean de algún modo propias, sino de muchas más influencias aledañas. Y quizá así se pueda invertir el tiempo en reciclarla, mejorarla, aprovecharla como buen abono para hacer crecer nuevos brotes verdes de esperanza en vez de estar constantemente aireándola como con el ansia de alguien que no sabe hacer con lo que le han dado.

Lo bien avenido es agradecer, pues todo es experiencia.

viernes, 9 de agosto de 2013

Duermevela


Me apetece dormir. Dormir bajo la penumbra de la realidad, como un nenúfar sobre un lago de aguas calmadas, semejante al vuelo de una pluma deslizando suavemente su materia entre los dispersos átomos y moléculas del aire, parecido a las caricias de una sábana mezclada con sueños que eriza la piel a mitad de la noche.

Volátil. Etéreo. Difuso. Abstracto.

Dormir despertando únicamente para posar mis ojos en el mañana, en la lectura de un próximo capítulo aún no empezado, degustando (con el tacto) la portada y los lomos de su exterior, observando levemente las rugosidades de su sutil orogénesis de celulosa, relamiendo con las puntas de los dedos los bordes tan bien formados y tan simétricos, sopesando el pesaje de cada una de las hojas, no obstante, de tanto pasar página, el libro (de lírica pobre) se ha ido acabando.



-Las ninfas andrónicas llevan en volandas prototipos de proyectos humanos.-

viernes, 19 de julio de 2013

Tan, tanto, tantas veces...

"De las tan peores crueldades:
las ocasiones perdidas,
de las obscuras verdades,
de las tan fútiles vidas
tan ulteriores pesares.

De las tan graciosas damas,
de las tan fervientes manos
vinieron tantos olvidos
con los 'tan' dolores sanos,
muertos, tendidos en camas,
duelen haberlos vivido.

Es precioso el tiempo que dan
y tanto se desperdicia.
De los tan preciosos nidos,
de los tan bellos sentidos.
Pájaros que se nos vician
en las ramas de la humildad,
donde nunca has querido...

...nunca quisiste dar el pan
el que en la vida se amasa.
En la amargura me he herido
y lacérome en la brasa
de este horno tan, 'tan' vacío
que en vez de dar pan se pasa
quemando todo lo que es 'tan',
tan sentido, tan sufrido."

martes, 9 de julio de 2013

Tierno homenaje

Te dedico sutiles palabras cálidas equiparables al equipamiento de tu hermosura, con el que te haces a la carretera, rodando, cargada infinitesimalmente de ella, por los caminos sinuosos y asfaltados de deseos y esperanzas cuáles podemos llamar vida. Conduces bien, te manejas por ella con la soltura que tus caderas poseen al caminar, al mantenerte con ese brío tan desgarbado como delicioso que sólo tu figura puede desdeñar, recortada contra el Sol de este verano. Te dedico la mejor de mis sonrisas porque tú me la arrancaste, así que arrebatar lo que se quiere dar de buen grado es mucho mas apetecible que robarte los labios a besos, tu piel en mis caricias y tu cuello en mis mordiscos; la basorexia hecha homenaje en tus labios sobre los míos. Te dedico la más bella de las posibilidades perennes, que no es otra sino aquella que produce constantemente una sonrisa en tu tierno corazón, tierno como ese césped que te brotó, cuerpo desnudo de la Natura; empólvame con tus efluvios femeninos la pituitaria ya anegada de tu recuerdo, de esa sensación de dedicación por tí que me la arrebataron el tiempo y la circunstancia. Te dedico esto, me dedico a ti...

"Adivinarte cerrando los ojos
es la prueba más irrefutable
de un recuerdo deseado."

viernes, 28 de junio de 2013

Qué hacer

Si marchas, procura cerrar la puerta; pues llega el vendaval y puede arrancar de una no muy leve brisa todo lo interno, adentro, en la casa. Incluso arrancar el pomo con el que quisiste desligarte de tu hogar. Incluso la puerta con la que dijiste tu última palabra de despedida, al abrirla. Incluso los ventanales que, justamente en la otra orilla de la habitación, esperan a romperse debatiéndose y agitándose como unas pequeñas extremidades pidiendo auxilio en un intento final de no perecer. Incluso también romper ese recuerdo, la calidez, esa chimenea que tanto ansiabas que te encendiera. Una candela que alumbraba tu hermoso peinado; que resaltaba las luces cobrizas de tu precioso rostro suave y aterciopelado; que brillaba como esa primera luz de la tarde, Venus, como una diosa en mis ojos, desde los tuyos. Incluso podrías romper eso que siempre tuviste y de lo que ahora huyes, que no es otra cosa que el corazón que conseguiste, que ganaste, que te acabas de llevar y que tiraste a la cuneta. Y, ¿qué? ¿Qué hacer con él? La puerta destrozada. Las ventanas rotas. La llama consumida. La ausencia de tu presencia. La calma. La espera. La muerte.

martes, 4 de junio de 2013

Tres


Hallarse así, acompañado perpetuamente de esas soledades y alegre de sentir lo puntual y punzante de lo acogedor de un perenne, cálido y reiterado cerco en el que la prosa, la enfermedad y una cerveza se funden en torno a una mesa en la que se debate constantemente el buen hacer en la vida, el camino más sencillo y la solución más probable. Porque en un triunvirato de emociones se halla uno. Porque en una tricotomía siempre hay que separar un valor para encontrar una solución a la "x", al "por", al "por qué". Y, ni considerándose uno pretenciosamente matemático del sentimiento, los valores fluctúan con una variante inesperada, léase el dolor. Que, al igual que el tiempo, se puede convertir en una constante de una ecuación ya manida por el parloteo de tres, nuevamente, valientes compañeras que conviven en papel maché encima de la mesa en la que se parlamenta todo ello; si el abandono, la falta de respeto y la ausencia de cariño no fueran tan vívidamente escritas con trazos de torpe literatura, sería mucho más fácil desintegrar los tres folios del guión, los tres problemas de la cuestión, las tres posiciones cuasi-enfrentadas, las tres desgracias que pueblan un corazón con una tricúspide averiada de un bombeo irregular e inconstante. Quizá se deban hacer tres diálisis...

"Si me relegas a hablar en un corredor tan sombrío
y siempre avivas la llama de un perpetuo y mortal frío
se cerrarán en torno a mí estos problemas, este trío..."

miércoles, 29 de mayo de 2013

Corredor sombrío

Me gusta cuando tus huellas no son cicatrices. Cuando el corazón permanece impávido ante las adversidades de la vida. Cuando pasear de puntillas alrededor del silencio hace mucho menos ruido que los pasos en un corredor sombrío, con sus habitaciones cerradas en los laterales, las salidas colapsadas y mi silueta agachada, con las manos hundidas en el rostro, recortada contra las baldosas del gélido suelo donde rebota el eco de las pisadas augurando un mal final, un triste sino, una inevitable decepción más.
Y, en esa transición, encontrarse con los bolsillos repletos de una increíble inmensidad de vacío al sentir que dentro de la vida no ocurre nada, pues todo lo que pasa ha estado sucediendo reiterándose, una vez más. Cíclicamente. Más de lo mismo, recurrentemente. Dando la pequeña nota desgarradora en este aire viciado de dudas y miedos en el que la amargura de vivir se desliza por las paredes, brotando a borbotones y cayendo abajo como gotas gelatinosas emulando lágrimas sangrantes que florecen de mis desnudos miembros superiores.
Mendigar amor nunca fue mi premisa, pero aquí me hallo; intentando hacer un trío en mi cama, con tu recuerdo, la tristeza y el abandono. Vomitando cada una de las letras que componen esta historia inacabada con incierto término, con una fecha de caducidad cada vez más cercana. El vendaval del mismo trayecto vital hace vibrar la tenue llama de una vela consumiéndose cada jornada un poquito más, quizá esperando que un golpe de aire la apague finalmente, sin retorno, sin posibilidad de volverse a encender, dejando tras su muerte únicamente cera derretida en forma de un cuerpo descompuesto, desfigurado y un penacho de humo flotando en el ambiente como un recuerdo de que hubo algo vivo en una habitación ya finalmente obscura.
Pedir lo sencillo no debería ser tan complicado, no obstante la susceptibilidad es demasiado susceptible de ser sólo algo puramente subjetivo. Intransferible. Una dosis de vitalidad, una transfusión de sangre después de tanta sangría, de tanta pérdida, de volver a alegrarse del bombeo de nueva savia en unas arterias frías y lúgubres. Un corredor sombrío. Lejano a todo, pero presente, desde que promocionan ávidamente el ingreso de uno (muy a su pesar) en él. Relegado al olvido.

martes, 21 de mayo de 2013

Frío Soneto

"Deseando la cercanía, la que nunca se aleja
y gritando tu nombre en la fría noche cerrada
encuéntrase la mi voz y la mi garganta helada,
a témpano de yelo y nevada se asemeja.

Y quebrándose y ajándose igual que la tez vieja
cuando ninguna bufanda en esta noche estrellada,
ni abrigo ni calidez, no más allá que una almohada,
por solitaria entre este lecho, al mi rostro se aneja.

Enfría el frígido frío fresco fibras febriles;
y encamado estoy, en esta cama me hallo encallado,
entre estos sudores y extertores de muerte a miles.

En sus brazos pereciendo, envuelto en su manto alado,
cubierto en la penumbra de esos últimos abriles,
cierro los párpados con tu fría ausencia a mi lado."

domingo, 19 de mayo de 2013

Una vez más

Brillas.



Brillas lejana y oscura. Oscuro, con el firmamento como telón de fondo, irradiante. Irradiando una telilla de perturbadora sombra. Ensombrecida por un velo con el que se cubre tu hermoso rostro, bajo un telón. Un telón con el que dar final al perpetuo movimiento de la danza cósmica en el que se desarrollan las miradas huidizas entre los dos, con toda esa distancia insalvable. Insalvable. Infinita. Distancia. Eones de vacío entre dos pieles erizadas por el frío del espacio. Espacio delimitado por una muralla de imposibilidad y diálogo mudo. Tan mudo por una mueca interminable de complicidad entre entes tan cercanos como incorpóreos. Incorpóreo y abstracto como el amor o la bondad. Bondad risueña la que despiden las pequeñas sonrisas que, a años luz, recibo de tu gentil porte, embarradas por una contaminación lumínica que la ciudad hace que se vea todo difuminado. Borroso. Embadurnado. Como una pantalla de lágrimas, a través de la lluvia entre los párpados y los ojos. Mis ojos. Ojos perturbados por un alcohol perenne que reside en el corazón, y se libera, menguando ese dolor ya no mental, sino físico, desatando la hipoxia que se sufre al no poder respirar de tu boca, alimentarme de tu aliento y morder los labios perfectos que se conforman en tu boca. Tu boca.
Todo todavía tan temprano, tan turbado. Infinito. Como el vacío, el vacío que dejas.


Reitérome, repleto de vacío.

¿Quién iba a creer que algo tan exento de contenido llenara tanto, una vez más?

jueves, 16 de mayo de 2013

Mecánica


fÚtil. Así. Como la mejor de las piezas engranada en el sistema básico de un artilugio analógico, tradicional y rudimentario. Prehistórico, como la mejor de las invenciones que hicieron progresar de lo poco y a lo poco simbióticos con el entorno que podemos y nos dejan ser. Prescindible, al igual que genuino en una de las funciones que se desempeñan a lo que se emperra la gente en llamar "vida", en animar el ánima y sintiéndola corpórea, pulular grácilmente entre los movimientos meticulosos de ese albedrío constante. Un desapego. Una inconclusión hacia y desde lo que te reclama y lo que te rehuye, lo que (de una manera aciaga) vuelve mientras se desparrama entre las ramas de este árbol de hoja caducifolia llamado apego y se vuelve a marchar. Fortuito, tal vez, pero existente, tal y desde como se entiende un ciclo vital básico llamado estación, cuatro por año dicen mas con paradas cada vez más lejanas y con menos frecuencia.

Aliteras, sí, tu absurda mirada en mi iris y dejas que la espiral de tu cristalino perfore los bastones de mi retina. Y alcance el encéfalo, y se permuta en el alma, y alcanza ese estadio de entendimiento y armonía, de aroma pistílico, para luego guardarlo en la memoria más interna y dulce; almacenada como buen néctar. Impertérrita como la miel a través de los lustros. Así recordar, así. Siempre es agradable.

Evitándolo, nos convertimos en ese recuerdo. Tan cercano. Palpable. Nuestro. Ya no hablando de dependencia, sino de necesidad. Sin mover los labios, sonreír.


No obstante se divisa la mecánica del armatoste. Mismos engranajes, mismas piezas del mismo ciclo. Prescindible, sí; pero único.

Si fueran inherentes al olvido ciertas sensaciones tan agradables, ese pequeño cojín al que, por tacto, te aferras y te hace sentir "en casa"; nadie debería desprenderse, aunque quiera, esa ínfima sensación, ya etérea, de bienestar. De hogar. De ti.


lunes, 13 de mayo de 2013

Retomando el verde. Primavera.


Hasta el corazón hoy se tiñe de verde. Verde puro, verde Natura, verde Europa. No nos arranquéis esos sueños, no dejéis erosionar ese precioso color esperanzador, el más intrínseco a nuestra condición como seres superiores en la cadena trófica de la que se retroalimenta el espíritu natural de la matriz terrestre, os lo ordeno. Consigan las sonrisas poblar las campiñas con su olor característico de, sí, quizá embriagador, de alegría; esa peste que despiden los ahora neonatos floripondios mediante cuerpos atestados de cloroplastos. La pituitaria se anega de nuevo del semen floral, el orgasmo explosivo de la lozanía de la juventud arborífera, en ocasiones molesto, en otras, placentero. Sin embargo, sigue siendo verde. Ríase usted una vez más, sonría al son de la ría, de sus lindes; del borde, de las mismas comisuras de los labios tiernos y jugosos que apetecen besarlos: juncales abarrotados de hermosura, por los que discurre ese agua cristalino que anega los campos de mi felicidad. Brindemos por ella, orgía de cuerpos desnudos retozando a través de la piel del aire; y que esa pasión embriague tanto nuestros músculos que se contraigan por fin en un coito eterno hacia lo bello, hacia lo sensual. En definitiva, hacia lo natural.
¡Te quiero y te requiero, pupila verde de la esperanza...!

Bienvenida


...si hacemos caso a la canción que rezaba sobre marchitar el frontal del rostro, volvemos; con algo dentro más marchito, pero con la frente bien alta. Que la literatura fluya y las emociones florezcan, pues estamos en primavera y es período de regeneración, de movimiento, de continuidad, de vida.

Bien hallados seáis. Bienvenidos quedáis.